lunes, 16 de septiembre de 2013

LA GESTION DE LOS COSTOS DE INVESTIGACION Y DESARROLLO




Resumen:

            El presente trabajo tiene como objeto el estudio de los costos de investigación y desarrollo (I+D) desde el punto de vista de su gestión, análisis, presupuestación y control.  Podemos definir a las funciones de I+D como un conjunto de actividades dedicadas a la exploración y experimentación científica y tecnológica, cuya finalidad es descubrir nuevos productos, procesos, técnicas y métodos, y mejorar los existentes, para elevar los resultados económicos de una compañía.  Deben a su vez distinguirse dos clases: las actividades específicas de investigación y aquéllas de desarrollo.
           
Los costos de I+D constituyen una clase nueva de costos por función, completamente diferenciada de los costos de producción, comercialización, administración y financiación,  que debe ser estudiada en particular, dada su creciente importancia relativa en las estructuras de costos de la empresa moderna.
           
El estudio de los costos de I+D exige clasificarlos, analizarlos y determinar los costos de los programas y proyectos llevados a cabo por las unidades de I+D de las organizaciones empresariales, utilizando métodos de costeo completo o directo.
           
            Los dos aspectos claves en la gestión de I+D y sus costos son:
·        La metodología  de fijación del presupuesto general de I+D ( y los de sus respectivos programas y proyectos individuales)
·        La determinación de indicadores de eficacia y eficiencia, para una adecuada toma de decisiones y el control permanente.   




   La gestión de los costos de investigación y desarrollo.


   1- Introducción.

            El presente trabajo tiene como objeto el estudio de los costos de investigación y desarrollo (que abreviaremos con la sigla I+D, desde aquí en adelante) desde el punto de vista de su gestión, análisis, presupuestación y control.  Para cumplir dicha finalidad pasaremos por diferentes etapas: los describiremos,  esquematizaremos su contenido básico para entender qué naturalezas los componen, observaremos en especial la forma en que se determina su monto total en las organizaciones empresariales; verificaremos cómo se asignan a los diferentes programas o proyectos que se ponen en marcha en una compañía, y revisaremos el tratamiento  que reciben tanto en informes para terceros como en la contabilidad directiva o de uso interno. Finalmente, iremos en la búsqueda de establecer mecanismos de control y medición de la eficacia de las actividades de investigación y desarrollo.  Como corolario, a efectos de acercarnos a la realidad y no quedarnos en un encuadre meramente teórico, desarrollaremos dos casos que nos permitirán conocer experiencias concretas de gestión de actividades y costos de I+D.  Pero más allá de este planteo general, deseamos dejar constancia de las razones que nos motivan a encarar el desarrollo de este tema. Los costos de I+D no reciben ni han recibido históricamente la debida atención.  Sin entrar a analizar en detalle las causas de esta omisión, creemos que habitualmente sólo se efectúan aportes teóricos relacionados con definiciones de su contenido, alguna clasificación esquemática y sencilla, y algún bosquejo de su mecánica de presupuestación, para finalizar con el tratamiento contable que se les dispensa en los informes contables para terceros (Contabilidad Financiera o Patrimonial).

            Los costos de I+D han crecido notablemente en los últimos años y en muchas actividades su cuantía total supera a la de los otros grupos de costos por función existentes; así, su monto es incluso superior a los costos totales de producción, comercialización, administrativos o financieros, individualmente considerados.  Esto nos lleva a sostener que el cuidado que se debe tener para su análisis, control y gestión debiera ser al menos igual, y en muchos casos mayor, al que se le dedica a los otros rubros.  Sin embargo, la bibliografía existente es escasa, los trabajos técnicos relacionados con los costos de I+D no abundan, las horas de clase de los cursos de grado o postgrado dedicadas a ellos son mínimas o inexistentes y finalmente, en la propia actividad empresaria no suele haber un estudio pormenorizado que coadyuve a una gestión eficaz y eficiente de los mismos.  De todas maneras, no debemos ser desconsiderados con ciertos buenos trabajos existentes en la materia.  Hay aportes  valiosos.  La dificultad que encuentra quien busca estudiar el tema es que en general esos trabajos aparecen dispersos, y, a veces suelen pecar por excesivamente teóricos.  No obstante, muchos de ellos constituyen elementos de valor que hemos consultado, y algunos de sus conceptos  han  sido también considerados para conformar esta pequeña  colaboración.  Sin embargo, aquí trataremos de volcarnos hacia la experiencia práctica, concreta y real en el análisis y gestión de este tipo de costos, en general en organizaciones multinacionales, donde poseen dos características fundamentales:
# El monto de costos de I+D es muy elevado
# Las actividades de I+D resultan vitales para el desenvolvimiento del negocio mismo.

Este último punto es el objetivo esencial del presente trabajo, que tratará de  centrarse en describir lo que realmente sucede al gestionar costos de I+D.


   2- Qué son los gastos de investigación y desarrollo (I+D)


          2.1. Actividades de investigación y desarrollo: tipología y diferenciación.

            El primer punto de nuestro desarrollo consiste en establecer los componentes que integran este rubro.  Podemos definir a las funciones de I+D como un conjunto de actividades dedicadas a la exploración y experimentación científica y tecnológica, cuyo objeto general es descubrir nuevos productos, procesos, técnicas y métodos, y además mejorar aquéllos existentes, con el fin de incrementar los resultados económicos a través de un aumento de ingresos y/o reducción de costos.  Suele haber problemas en cuanto a la delimitación exacta del campo que incluyen los gastos de I+D.  La cuestión radica en que el límite entre los mismos y otros costos que son imputables a la función productiva, (y a veces también a la comercial), suele constituir una zona algo difusa.  No obstante ello, la pregunta clave a formular ante la duda que se pudiera presentar es: ¿para qué sirve exactamente cierta erogación?  Cuando la respuesta sea ambigua, se deberán inmediatamente considerar otros aspectos, como el tipo de actividad generadora del costo, y cuál sería el efecto de no realizarlo.
           
Ingresemos ahora directamente en el rubro en sí, para analizar la diferencia específica entre investigación y desarrollo.  Las actividades de investigación resultan ser esencialmente creativas, innovadoras, y con el fin de aumentar los conocimientos científicos y tecnológicos para posteriormente sí aplicarlos.  Se trata de procesos y tareas llevadas a cabo sistemáticamente y en forma planificada y organizada, y no dejadas al libre albedrío o inspiración de los técnicos o especialistas del área, ya que debemos recordar que nos encontramos en el ámbito de organizaciones con fines de lucro, y que tienen por objeto aplicar dichos logros a operaciones de producción y comercialización de productos  y servicios.  La característica esencial de la función de investigación es su originalidad, ya que se trata de un conjunto de tareas intelectuales y físicas destinadas a generar “novedades” de algún tipo.
           
Remarquemos la existencia de dos tipos diferentes de investigación:
·        Investigación básica: busca el avance del conocimiento y tiene carácter especulativo.
·        Investigación aplicada:  busca descubrir conocimientos que se relacionen específicamente con productos o servicios.

Las actividades de desarrollo son aquéllas cuyo objeto es transferir el resultado de investigaciones u otros conocimientos científicos previamente obtenidos, hacia productos o procesos y persiguen la obtención de nuevos productos, materiales, procesos, tecnologías, etc., o bien la mejora de los existentes.  Aquí lo que se pretende es materializar los resultados de la investigación en formulaciones conceptuales, diseños de productos, nuevas fórmulas para obtenerlos, modelos, prototipos o pilotos, nuevas metodologías o técnicas de elaboración de bienes o servicios, etc.   De todas formas, en el presente trabajo, nos referiremos conjuntamente a los gastos de I+D, excepto en aquéllos casos en que sea menester algún tratamiento específico, dado que ambos poseen características comunes y los dos grupos constituyen el objeto de esta ponencia.

         



2.2. Funcionamiento del área de I+D: unidades, programas y proyectos.

Ingresaremos aquí al ámbito real de las áreas de I+D para descubrir cómo funcionan operativamente.

Las organizaciones que poseen grandes áreas de I+D en general son compañías innovadoras y que operan en grandes mercados masivos con múltiples productos y localizaciones geográficas para comercializar sus productos.  No es la característica típica de las empresas locales de países no centrales, como el caso de Argentina y el resto de Latinoamérica.  Esto nos lleva a reconocer que este tipo de unidades no es usualmente grande o importante en términos de lo vital de su contribución o el monto de sus costos en este tipo de países, ya que incluso las empresas multinacionales que operan en ellos cuentan con áreas de I+D a nivel mundial y ellas no suelen estar localizadas en sus sucursales o filiales.  A pesar de ello, allí donde haya necesidad de innovar o desarrollar aplicaciones de investigación a los productos y procesos, harán falta sectores dedicados a la I+D, que si bien serán más pequeños que los de las grandes multinacionales, tendrán similares características operativas y el estudio de sus costos y gestión de la manera aquí descripta les  resultarán absolutamente aplicables.

            La función de I+D suele desglosarse en unidades, o grandes áreas que cubren ciertos aspectos de la misma dentro de una compañía.  Esa “divisionalización” de I+D suele obedecer a tres criterios:
·        Tipo de negocio
·        Tipo de producto
·        Zona geográfica

Así, por ejemplo, encontramos compañías diversificadas que poseen un área de I+D para su negocio farmacéutico,  y otra para su negocio químico.  A su vez, la que posee una unidad para el negocio farmacéutico tiene dos unidades, una para I+D de productos biotecnológicos y otro para productos tradicionales.  Finalmente la unidad de I+D de la línea tradicional posee una planta en Chicago y otra en New Jersey.

            Dentro de una misma unidad de I+D las actividades se desagregan en diferentes programas, los cuales a su vez están compuestos por proyectos específicos que se agrupan para aquéllos.  Por lo cual, si esquematizamos el funcionamiento tendríamos:
           
*** UNIDAD DE I+D
* Por tipo de negocio
* Por tipo de producto
* Por zona geográfica
       *** PROGRAMA
                *** PROYECTO

            Podemos subdividir los programas en diferentes clases, de acuerdo con sus objetivos.  Así encontramos:
·        Programas destinados al aprovisionamiento : se trata de aquéllos enfocados en los insumos o materias primas.
·        Programas de tecnologías o procesos: los centralizados en mejorar productividad, reducir costos o aumentar calidad.
·        Programas de producto/mercado: resultan ser los que apuntan a generar nuevos productos, mejorar los existentes, adaptarlos para otros mercados, etc.

   3- Clasificaciones de los costos de I+D

Clasificaremos aquí a los gastos de I+D.  Si bien, como en toda clasificación se pueden ensayar muchos criterios, nos focalizaremos exclusivamente en aquéllos más usuales en la práctica.  Para ello encararemos el estudio desde tres criterios: naturaleza, carácter del costo y forma de asignación a las unidades de costeo programas/proyectos.

3.1. Costos por naturaleza.

¿Cuáles son los componentes típicos de este rubro?  Esta pregunta encuentra una respuesta adecuada desde el enfoque práctico.  Para responderla nos basaremos en las experiencias reales existentes.  Podemos abrir 5 categorías típicas dentro de los costos de I+D:

·        Costos de personal: sueldos, cargas sociales y demás costos derivados del personal en relación de dependencia.
·        Materiales y servicios consumidos: insumos y servicios adquiridos a terceros para poder realizar I+D
·        Depreciación de equipos y elementos: se trata del desgaste de máquinas, equipos y dispositivos que se consumen a lo largo de los diferentes procesos de I+D.
·        Costos de soporte: se trata de erogaciones generales necesarias para el desenvolvimiento de estas funciones, incluyendo costos de edificios e instalaciones, tareas administrativas de servicio a esta función, etc.
·        Otros costos :incluiría amortizaciones de patentes y licencias, pagos de regalías, etc.

3.2. Costos específicos, compartidos y generales .

De acuerdo con el carácter del costo en relación con los programas y proyectos, hay 3 clases: costos específicos, costos compartidos y costos generales.

Los costos específicos son aquéllos propios y totalmente derivados de un cierto proyecto, por ejemplo el sueldo de un investigador contratado para llevarlo adelante.  Los costos compartidos son aquéllos que son consumidos o utilizados por más de un proyecto, como por ejemplo los derivados de un equipo que puede ser utilizado para procesar insumos por varios de ellos.  Los generales son aquéllos que brindan una infraestructura de funcionamiento al área y soportan la realización de los programas o proyectos a nivel general.

A partir de este análisis intrínseco, desde el punto de vista del costeo, se derivan las clásicas categorías de costos directos e indirectos, que surgen al pretender calcular el costo de un cierto programa o proyecto de I+D.

3.3. Costos directos e indirectos.

Esta clasificación atiende al método de acumulación y costeo de los programas y proyectos, si bien deriva del carácter intrínseco de las erogaciones, punto estudiado en el ítem anterior:
·        Costos directos: son aquéllos sencillamente identificables y específicos para un proyecto o programa determinado, tal como un estudio clínico contratado con un cierto hospital para el desarrollo de un producto, o las materias primas consumidas en la elaboración de lotes de prueba empleados en dicho estudio.
·        Costos indirectos: son los que no se pueden identificar con cierto proyecto de manera simple, y que en caso de querer apropiarlos a un proyecto (objeto de costeo) demandan la elección de una base de asignación y la medición de la misma; como ejemplo tenemos la remuneración de un científico dedicado a más de un proyecto o la depreciación de un cierto equipo que se utiliza para la fabricación de lotes piloto de más de un producto que constituyen diferentes programas.

3.4. Algunas consideraciones sobre variabilidad.

            En relación con la variabilidad de este rubro, podemos decir que posee un comportamiento fijo en relación con el monto o volumen de ventas; su cuantía no está en función de los niveles comercializados.  No obstante, en la realidad su valor absoluto real adquiere cierta proporcionalidad con los montos facturados, porque muchas empresas consideran las ventas estimadas o reales como un factor limitante del total que se admite gastar en I+D.   De esa manera lo transforman en algo que guarda alguna relación con las ventas, si bien, en general, los costos de I+D están mayoritariamente referidos a productos y proyectos que hoy no se comercializan; precisamente, a través de ellos se trata de construir hoy las ventas del  futuro.  Muchos empresarios, al ser cuestionados conceptualmente por defender este enfoque, responden que la refutación a su práctica sería sólo aceptable si alguien pagara por adelantado los productos que va a consumir en el futuro.  Como no es así, y el fondeo para los costos de I+D de los productos del futuro, debe provenir de las ventas de hoy, este factor (nivel de venta actual) cobra una influencia vital en la definición y fijación de los costos totales de I+D de la compañía. 

   4- Costeo y tratamiento contable.
           
4.1. Contabilización de los costos de I+D

Ya caracterizados los gastos de I+D y presentados sus componentes típicos, así como sus clasificaciones, resulta importante dedicar un acápite al análisis y control de los mismos desde el punto de vista de la toma de decisiones y la gestión, así como de su contabilización.  Analicemos brevemente la denominación de este rubro: frecuentemente se los llama “Gastos de I+D”.  Hasta aquí, y en forma deliberada, hemos aplicado indistintamente esa expresión junto con la de “Costos de I+D”.  El uso del  vocablo “gastos” deviene del tratamiento contable que las normas profesionales y legales establecen para este rubro en la mayoría de las normativas mundiales vigentes: imputarlos a resultados en el periodo (mes, año) de su devengamiento.  Este es el criterio fijado en casi todos los países del mundo.  De esa definición surge su consideración como “gastos”, pues se debitan a cuentas de resultados.  Ocurre algo similar a lo sucedido con los “Gastos de Comercialización”.  Sin embargo, resulta claro que las erogaciones destinadas de I+D permiten la obtención de ingresos futuros durante largos periodos de tiempo (por ejemplo los gastos incurridos durante 8 años para desarrollar un producto farmacéutico, permiten los ingresos por comercialización del mismo durante los siguientes 15 años).  Esto no deja dudas sobre su carácter de “activo” (desembolso que permite obtener ingresos futuros) mientras conserve dicha capacidad, y por ende la denominación correcta debiera ser “costo” y no “gasto”.
           
En segundo plano y concomitante con lo recién explicado, el tratamiento en la contabilidad directiva o de gestión debiera mantener estos costos como activo, en la medida en que conservan la capacidad de proveer ingresos, y su imputación a resultados a medida que la pierden.  Ello exigiría su amortización y cancelación a resultados esencialmente a través de alguno de los siguientes dos criterios:
·        Amortización por tiempo a través de alguna cuota relacionada con el transcurso del mismo: por ejemplo, la fijación de un periodo (la vida útil del producto, 15 años en el ejemplo de más arriba) y su cómputo a través de una cuota mensual constante durante 180 meses.
·        Incorporación al costo del producto o servicio que generaron o mejoraron, e imputación a resultados vía el costo de ventas del mismo a medida que expira el valor de éste como activo en el momento de su venta o entrega.

Desde el punto de vista teórico, ambas alternativas son viables, y puestos a discurrir sobre su eventual conveniencia nos inclinaríamos por la segunda, dado que permite un mejor apareamiento de ingresos y costos.

Pero aquí es donde nuevamente adquiere trascendencia el relato de las situaciones que acontecen en la vida real.  En la mayoría de las organizaciones en las cuales estos costos son importantes, existen unidades de I+D y estas erogaciones son analizadas, medidas y controladas son empresas multinacionales (norteamericanas en su mayoría) que cotizan en bolsa y cuya información  contable interna debe coincidir en los montos de ingresos, costos y resultados con la información que se presenta a terceros.  Esto es una cuestión central de la administración y gestión de este tipo de compañías, por lo que el tratamiento en la contabilidad de gestión sólo difiere de la “externa” en la calidad y detalle de la información y no en el resultado total o el criterio aplicado para determinado rubro.  Es por ello que, aún en estas compañías los costos de I+D se imputan a resultados en los informes de gestión y solamente se les realiza un control minucioso y analítico de manera extracontable, en forma conjunta con su incorporación al costo del producto a los fines de la determinación de precios de venta y análisis de rentabilidad subsecuentes a lo largo de la vida de los mismos.  Si bien se podrían aplicar en la contabilidad directiva tratamientos distintos a los determinados por la contabilidad general, ello no es frecuente y lo referente al estudio, medición, presupuestación y control de los costos de I+D adquiere un carácter exclusivamente extracontable, al menos en la mayoría de las ocasiones, pudiéndose contar pocas excepciones a esta regla general.

4.2. Costeo de programas y proyectos.

En cuanto al costeo en sí, cabe efectuar las consideraciones que se presentan en los dos puntos siguientes:

4.2.1. Metodología de costeo.

Ya aclaramos ut-supra que estamos frente a un análisis extracontable.  Ahora bien, dentro de ese marco las empresas suelen establecer los costos reales de los programas y proyectos de I+D que llevan a cabo.  Para ello, el más empleado resulta el método de los “Paquetes de Trabajo”.  Consiste en subdividir un proyecto en partes más pequeñas que el todo, y con duración más breve, denominados “paquetes”.  El conjunto de paquetes conformará el proyecto.  A cada paquete se le atribuyen los costos reales, y comparándolos con los costos presupuestados se establecen los desvíos, ya sea ex ante o ex post, y de esa manera se gestionan los costos involucrados, a través de un análisis mensual.  Para el desarrollo de esta tarea se emplean programas de computación específicos o planillas de cálculo simples, en un análisis siempre extracontable.  También se efectúa un costeo por unidad de I+D, lo cual resulta similar al cálculo de costos por departamento, sector, proceso o actividad, y frente a un presupuesto dado, se realiza el control mensual.  Ambos métodos no son excluyentes, sino que suelen ser complementarios, dado que la sumatoria de los costos de todos los proyectos da como resultado el costo de un programa, y la acumulación de los costos de los programas brinda el monto de costos de una unidad.

4.2.2. Costeo completo o directo.

Si bien es un tema muy repetido, haremos aquí una breve descripción del mismo.  Igual que en el costeo de cualquier otro objeto, los costos a aplicar a una determinada unidad de costeo pueden ser solamente aquéllos  generados por la misma, o los totales, aplicándole también una porción de los que más arriba, denominábamos compartidos y generales.  Ambas alternativas dan origen a dos criterios de costeo de proyectos y programas: costeo directo o costeo completo.

En el costeo directo se atribuyen a cada proyecto los costos de aquéllos rubros específicos, relacionados directamente con él y que se generan solamente en caso de que el proyecto se desarrolle, desapareciendo el costo en la medida en que el mismo se cancele o termine.  En el costeo completo se asignan a cada proyecto no sólo los costos específicos, sino también una porción de los generales y compartidos con otros proyectos, aplicada según bases de distribución elegidas, y que resulten representativas del esfuerzo demandado por cada paquete en cuestión.

Sobre las bondades e inconvenientes de cada uno de los métodos no opinaremos aquí.  Sólo cabe expresar, como un dato fáctico, que, de una pequeña muestra relevada en industrias donde el rubro de I+D es muy importante (por ejemplo la farmacéutica) el método más empleado resultó ser el costeo completo.


   5- Presupuestación y control.

          5.1. Control presupuestario.

En este tema existen dos vertientes a considerar.  La tradicional se halla referida a la técnica de control mencionada más arriba: acumular costos reales y presupuestados por paquete, proyecto, programa y unidad, y efectuar mensualmente una comparación con los costos presupuestados para verificar desvíos y tomar acciones.  Además existen análisis de seguimiento permanente a lo largo de la vida de los proyectos y durante la gestión de los mismos, fundamentalmente cuando es tan frecuente la modificación de presupuestos derivada de los cambios de curso de las investigaciones y desarrollos, que por ser mucho menos rutinarios y pautados que las tareas de producción o manufactura tradicional, exigen permanentes cambios y reanálisis.
           
La segunda vertiente es realmente es el objeto central de este acápite. Busca respuesta a las dos preguntas fundamentales: ¿cuál es el monto total que deben tener los costos de I+D? ¿cómo se los distribuye entre proyectos?  Y hay una tercera derivada de las dos anteriores, y ya con los proyectos en curso: ¿son rentables?


          5.2. Formas de decidir el presupuesto de I+D
           
Sobre este punto podemos entrar en disquisiciones teóricas, o como preferimos a lo largo de esta colaboración encararlo desde un punto de vista realista y descriptivo.  En función a este segundo enfoque llegamos a concluir que existen 4 grandes métodos de fijación del presupuesto anual (o de un periodo algo mayor, dentro de un “plan estratégico”, por ejemplo) de costos de I+D.
·        Como un porcentaje de las ventas actuales o futuras
·        En forma incremental, aplicando un porcentaje de aumento sobre el presupuesto de periodos anteriores.
·        Copiando el presupuesto de competidores de la misma industria.
·        Analizando los proyectos individualmente.

Este último modelo de decisión es el preferido por las compañías, y algunos estudios empíricos y encuestas empresarias muestran que resulta el empleado en más de un 60 % de los casos relevados.  El que le sigue, con casi un 20 % de preferencia es el método de fijación como un porcentaje de las ventas actuales o futuras estimadas de la compañía.

Lo que resulta notable es que ninguna empresa usa un único método.  Todas hacen análisis múltiples, si bien usualmente hay cierta preeminencia de algún criterio.

Pero como éste es un punto vital del tema de costos de I+D debemos profundizarlo.  Ya dijimos que el método de proyectos individuales es el más empleado.  Y pareciera ser lo lógico.  El presupuesto global de I+D es el resultado de la suma de los presupuestos de todos aquéllos proyectos que, analizados individualmente se justifica realizar.  Pero en la vida real esto no es aplicable en su forma pura.  Las compañías tienen una estructura de personal, equipamiento y conocimientos dada, para dedicar a I+D.  La actividad de un año a otro no puede ser tan fluctuante y su cuantía está dada justamente por esa infraestructura para el desarrollo adecuado de los planes.  Las actividades de I+D son estables, dentro de lo variable de esta función, y básicamente lo que suele modificarse de un periodo a otro son los costos de materiales y servicios consumidos, si es que los precios de compra son cambiantes, pero no la cantidad de proyectos a realizar, con muy contadas excepciones (sí suele haber incrementos graduales a lo largo de los años).

Es menester remarcar un concepto clave: el presupuesto global de I+D debe en todos los casos preceder a la asignación de fondos a proyectos específicos.  Esto es así porque la empresa es un conjunto organizado y sistematizado con mútiples funciones; conforma una coalición de agentes que toman acciones constantemente,  consumiendo recursos para obtener ingresos.  I+D no es una excepción; es una parte del todo y debe contribuir al conjunto, más allá de sus particularidades. Esta aseveración pareciera contradictoria con lo mencionado arriba, en cuanto a que el presupuesto debe responder a la suma de los proyectos individuales y sus respectivos presupuestos.  Pero no es así.  En verdad se trata de un proceso simultáneo e  indivisible: se parte de un total que se asigna a los proyectos que individualmente se presentan, cuya cantidad y magnitud resultan de una gran influencia sobre el monto total.

El funcionamiento en la realidad es el siguiente: la Alta Dirección fija objetivos y programas de I+D acordes y coherentes con los objetivos corporativos de corto y largo plazo.  Luego aprueba un presupuesto global conforme a los grandes números de la compañía y lo valida considerando individualmente las propuestas para ese periodo, según dos criterios: el estratégico/comercial (considerando la justificación de esos proyectos y su aporte al negocio) y el financiero (considerando la limitación de recursos existente)  Usualmente el 65 % de los costos de I+D se destina a actividades de desarrollo y solamente un 35 % a actividades de investigación aplicada; obviamente estos guarismos dependen de cada industria en particular, por  lo que este dato es sólo ilustrativo.


   6. Dos casos reales de gestión de I+D.
           
En este punto nos dedicaremos a examinar dos casos reales sobre la gestión de costos de I+D que entendemos resultan muy diáfanos para comprender el manejo real que se hace de este rubro, así como su importancia estratégica en la empresa moderna.


   6.1. Hacer o no I+D, cuánto gastar y cómo competir:  I+D en el negocio de los  pañales descartables.

            El siguiente caso permite observar cómo se gestionan los costos de I+D desde un punto de vista estratégico,  y comprender el método de fijación del presupuesto total, apreciando cómo la competencia real condiciona los supuestos teóricos explicados anteriormente.  El modelo fue presentado en libros de texto, y a su contenido teórico hemos agregado aquí conceptos y comentarios surgidos en entrevistas a funcionarios de las compañías involucradas.

            Comencemos por entender el negocio de los pañales descartables.  Desde el comienzo de esta industria, en la década del 60 en USA existen dos líderes indiscutidos, que son Procter & Gamble (con su producto Pampers) y Kimberly-Clark (fabricante de Huggies).  El mercado es dominado por P&G con más del 60 % del mercado, mientras que Kimberly-Clark tiene menos del 30 %.  El negocio es altamente competitivo y se caracteriza por una fuerte promoción a nivel de consumo masivo en medios como la TV, gráfica y vía pública.  Recordemos que antes de la existencia de los pañales descartables, el producto consumido era el pañal de tela lavable, que se podía emplear repetidas veces, pero con un gran esfuerzo de limpieza y la consecuente pérdida de tiempo hasta su reutilización.  La clave del éxito del nuevo producto radicaba en su bajo costo y ello demandó un gran esfuerzo de I+D que dio como resultado la aparición de equipamiento de buena tecnología, que permitía fabricar pañales descartables a costo bajo.  Se trata de un negocio en el que los avances tecnológicos provocan pequeñas disminuciones del costo de producción, y ello representa una gran ventaja competitiva.  Las máquinas actuales pueden producir 3000 unidades por hora, 10 veces más que la producción de hace 10 años atrás.  Aquélla compañía que hoy emplea tecnología de menor costo, pasa a poseer una gran ventaja, desplaza temporariamente a otros competidores y aumenta su rentabilidad.  No obstante, existe un gran esfuerzo de investigación y desarrollo que hay que hacer para lograr dichas pequeñas reducciones de costos, y obviamente debe deducirse del beneficio que genera el aumento de market share obtenido gracias al menor costo de manufactura y el consecuente menor precio de venta.  Si ninguna empresa realiza I+D todas pueden estar mejor, pero si una empresa inicia la actividad de I+D , todas deben hacerlo (para un análisis más detallado ver Michael Parkin, Microeconomía, Addison Wesley Longman, 1998, de donde extraemos textualmente los párrafos que siguen, porque entendemos que resultan sumamente ilustrativos y no es conveniente alterarlos).

            “Las dos empresas líderes del mercado se encuentran en un dilema de investigación y desarrollo, que podemos ilustrar con cifras hipotéticas.  Cada empresa tiene 2 estrategias: gastar 25 millones de dólares anuales de I+D o no gastar nada en ello.  Si ninguna de ellas gasta en I+D, entre las dos obtienen un beneficio conjunto de 100 millones de dólares, 30 millones Kimberly-Clark y 70 Procter & Gamble.  Si ambas empresas llevan a cabo I+D, se conservan sus participaciones de mercado, pero el beneficio de cada una es menor por el monto de la cantidad gastada en I+D.  Si K-C gasta en I+D pero P&G no, K-C gana una gran parte del mercado de P&G.  K-C gana y P&G pierde.  Por último, si P&G  invierte en I+D y K-C no, P&G gana participación en el mercado de K-C y aumenta su beneficio en tanto que K-C pierde”.



                       
            Si ambas empresas realizan I+D, sus recompensas son las que se muestran en el cuadro superior izquierdo.  Si ninguna realiza I+D, sus recompensas son las del cuadro inferior derecho.  Cuando una empresa lleva a cabo I+D y la otra no, sus recompensas son las de los cuadros superior derecho e inferior izquierdo.  El equilibrio de estrategia dominante de este juego es que ambas empresas realicen I+D.


            “Una vez que consideran su matriz de recompensas, ambas empresas calculan sus mejores estrategias, que, si seguimos el razonamiento determinarán por ejemplo, para K-C: si P&G no hace I+D y nosotros sí, obtendremos 85 millones y 30 si no la hacemos, por lo tanto, conviene hacerla.  Si  P&G la hace y nosotros no, perderemos 10 millones, pero obtendremos 5 si la hacemos.  Conviene hacer I+D, independientemente de la decisión de P&G.  Y para P&G, si K-C no hace I+D y ellos tampoco ganarán 70 millones, pero 85 si la hacen.  Si K-C realiza I+D y ellos también, ganarán 45 millones, pero perderán 10 si no lo hacen.  Nuevamente conviene hacer I+D.  Entonces hacer I+D es una estrategia dominante para P&G también.  Ya que I+D es una estrategia dominante para ambos jugadores, se trata de lo que se llama el equilibrio de Nash” .
“El resultado de todo esto es que ambas empresas llevarán a cabo I+D, y obtendrán beneficios más bajos que los que lograrían si se coludieran para lograr el resultado cooperativo de no realizar I+D.” 

Esta teoría de Nash, fue denominada así porque John Nash fue quien la propuso primero, sosteniendo que el equilibrio ocurre cuando el jugador A elige la mejor acción posible, dada la acción de B y, el jugador B elige la mejor acción posible, dada la acción del jugador A.  Esto se aplica al conocido “Dilema del prisionero”, enseñado en teoría de los juegos, donde ocurre una clase especial de equilibrio de Nash, llamado el equilibrio de la estrategia dominante, que resulta cuando , independientemente de lo que haga el otro jugador sólo hay una acción que es la mejor.  Como dato de color recordemos que John Nash es un matemático aún vivo, cuya peculiar vida fue retratada en el film norteamericano “A Beautiful Mind” (“Una mente brillante”), protagonizado por el actor neocelandés Russell Crowe y dirigido por Ron Howard, que ganara el premio Oscar como mejor película en 2001.

Acotemos finalmente, para completar la descripción en forma más realista, que en la vida real hay otros participantes tratando de entrar al mercado, por lo cual tanto P&G como K-C utilizan su esfuerzo de I+D como una barrera de entrada lo suficientemente alta como para conservar sus respectivas participaciones de mercado y mantener su dominación oligopólica del mercado.

Vimos el desarrollo del planteo.  Ahora veamos algunas implicancias importantes del caso, que nos deja margen para reflexiones generales interesantes sobre el tema de I+D:
* ¿Cómo hacen Procter & Gamble y Kimberly-Clark para establecer sus presupuestos totales de I+D?
*¿ No es el benchmarking una técnica muy usada en este mercado ?
*¿ Cómo se asignan los gastos de I+D a los diferentes proyectos ? 
* ¿ A qué rubros se apunta con la I+D ?

Veamos las respuestas a estos interrogantes.   Los montos totales anuales de I+D son fijados atendiendo al gasto actual más un cierto incremento, pero dentro del límite establecido por un porcentaje dado de las ventas estimadas que ambas direcciones de compañía fijan como topes, y dichos presupuestos de I+D son calculados mirando siempre los gastos que va realizando el competidor.   Por supuesto que luego ese total se vuelca a un conjunto de proyectos que apunta esencialmente a dos áreas:  mejoras de producto, básicamente en cuanto a los materiales y el diseño anatómico, y mejoras de procesos para aumentar productividad y reducir costos de producción a través nuevas tecnologías y equipos o simplemente “process improvement” o “ mejora continua a lo largo de la cadena de abastecimiento”.  Así concluimos que los métodos teóricos de administración y manejo de gastos de I+D que se aplican son realmente todos y en forma conjunta, porque el mercado y la situación competitiva lo exigen.  De hecho, cualquier consumidor ( o mejor dicho, comprador de pañales descartables) sabe que los pañales hoy no se diferencian demasiado y a cualquier innovación de una compañía (p.ej.: un pañal apto para meterse en una pileta) sigue la copia del competidor para igualar y reestablecer el “equilibrio”.   Esto nos conduce a revisar muchos de los supuestos teóricos que se formulan a nivel académico y entender que la complejidad del mundo real es mucho mayor que la de los esquemas teóricos y que cuando los empresarios o directivos supuestamente no siguen las teorías del management, no siempre están equivocados o “saben poco”, sino que simplemente atienden a la multiplicidad de factores y cuestiones vitales, cambiantes y propias de su negocio, lo cual tampoco quiere significar que lo que ellos hacen está bien, sólo porque así sucede.  Varios comentarios de ejecutivos de estas compañías comprueban que la realidad empresaria en relación con los costos de I+D es esencialmente compleja y única para cada mercado, si bien responde a algunos lineamientos genéricos; lo vital es conocer cada caso en particular y estudiarlo en profundidad antes de decidir.

Una acotación interesante: todo lo que aquí referimos ocurre en USA y en las casas matrices de estas compañías. En Argentina, obviamente esto no tiene lugar.   Pero hay sí un aspecto del negocio en el que se podría hacer un análisis con ciertas similitudes.  Es el de los gastos de promoción y publicidad, donde ambas empresas compiten arduamente y caen en estrategias muy parecidas a las de equilibrio dominante, benchmarking y evaluación y monitoreo permanente de competencia.






   6.2. Indicadores y control de gestión de I+D: el caso de la industria farmacéutica.

Medir el desempeño de la función de I+D y contar con elementos para su control resulta un punto crítico, especialmente cuando la actividad es un motor del negocio, y el monto de los costos involucrados es muy elevado.  Para dicha medición se emplean indicadores cuantitativos, que permiten un monitoreo de los costos de I+D de manera numérica y precisa.  Para ello, básicamente existen tres clases de índices, cuyo conjunto abarca el espectro global de la función de I+D:

* Indices que miden la efectividad de las actividades de I+D,  relacionando sus costos con el output propio de la función, o sea los productos obtenidos (por ejemplo determinando el costo por producto patentado luego del proceso de I+D,  independientemente de su comercialización posterior).
* Indices que vinculan I+D con las ventas de la compañía (por ejemplo estableciendo qué proporción de las ventas o utilidades proviene directamente de productos surgidos de la actividad de I+D, y más específicamente durante cierto periodo de tiempo: índice de “frescura”).
* Indices que establecen la velocidad de las actividades de I+D, esencialmente ante lo vertiginoso de los cambios, turbulencias y alta exigencia de la hipercompetitiva economía actual (por ejemplo calculando el tiempo de duración de cada proyecto y cada una de sus etapas, con el objeto de abreviarlo cada vez más).

Para visualizar más claramente el funcionamiento de estos indicadores presentaremos el caso de la industria farmacéutica mundial, negocio en el que l+D es un factor clave de éxito y un componente estratégico “core” de toda compañía de innovación.

El desarrollo de una nueva droga exige mucho tiempo e implica un gran riesgo económico.  Las compañías farmacéuticas enfrentan más fracasos que éxitos en este campo.  Aunque la potencial recompensa es muy grande (algunas drogas alcanzan ventas mundiales de mil millones de dólares anuales), sólo un pequeño porcentaje de nuevos compuestos químicos investigados alcanzan alguna vez el mercado.  Algunas cifras nos lo enseñan:

·        A una nueva droga le lleva aproximadamente 12 años salir al mercado, contando el tiempo desde su descubrimiento.
·        Al menos 10000 compuestos son testeados para cada nueva droga que finalmente sale a la venta.
·        Los compuestos que llegan hasta la etapa de ensayos clínicos con pacientes, tienen un 20 % de probabilidades de llegar al mercado finalmente.
·        Desarrollar un producto farmacéutico hasta que llegue al mercado cuesta más de 500 millones de dólares (en un promedio global de la industria).

Según registro de la asociación de empresas de investigación y manufactura de medicamentos de USA (PhRMA), la industria farmacéutica ha duplicado su inversión en investigación y desarrollo cada cinco años desde 1970. PhRMA estima que sus compañías afiliadas gastan aproximadamente 25 mil millones de dólares anuales en I+D, aproximadamente el 20 % de las ventas.



El proceso  de I+D de una droga se puede resumir en los siguientes pasos:

·        Descubrimiento : se identifican enfoques terapéuticos nuevos, se desarrollan y sintetizan entidades químicas o biológicas que luego se transformarán eventualmente en drogas; se testean materiales para establecer su viabilidad, se hace “screening” de los compuestos disponibles y se busca elegir un único compuesto para continuar con el desarrollo a partir del grupo de 4/5 hasta ahora seleccionados.  Se establece el proceso químico o biológico general de obtención del fármaco y se realizan mejoras técnicas al mismo.
·        Desarrollo preclínico: el  objetivo es la preparación para testeo en humanos; se hacen pruebas de seguridad en animales para probar seguridad farmacológica.
·        Ensayos clínicos
* Fase I : estudios clínicos en voluntarios sanos o pacientes seleccionados (150/200) para establecer seguridad del compuesto en humanos
* Fase II : Estudios clínicos para establecer la efectividad de la droga (500/1000 pacientes), establecer dosis óptimas y mecanismos de acción, al igual que el perfil de los efectos secundarios.
* Fase III : Estudios clínicos para confirmar seguridad y eficacia en un número mayor de pacientes (2500/5000); se compara eficacia con otras dogas disponibles, se establecen indicaciones y dosis, así como estudios toxicológicos.
* Fase III b : Estudios clínicos para proveer datos  de apoyo comercial y otros específicos de cada país
·        Registro : presentación de documentación a las autoridades sanitarias y obtención del certificado que autoriza la fabricación y venta.
·        Lanazamiento del producto
·        Estudios de post-marketing.

Lejos de ser algo simple, la identificación de nuevas drogas y sus tests para confirmar seguridad y eficacia envuelven un complejo proceso de investigación y desarrollo.   Dicho circuito está muy vinculado al proceso regulatorio, con gran parte de los costos y tiempo invertidos en pruebas y ensayos clínicos necesarios para obtener la aprobación de las autoridades sanitarias.  Históricamente, muchas de las nuevas drogas han resultado de procesos de ensayo y error al probar miles de sustancias buscando efectos terapéuticos.  Pero ahora las compañías farmacéuticas se hallan bajo intensa presión para ser las primeras en comercializar productos que impliquen y ofrezcan nuevos beneficios terapéuticos.  La velocidad para llegar al mercado se ha transformado en crítica y fuerza a las empresas a comprimir sus procesos y tiempos de I+D, volviéndolos, en muchos casos, más costosos.

En el negocio farmacéutico actual, si bien el mercado presenta una atomización importante (característica típica de esta industria), la compañía norteamericana Pfizer es la más grande del mundo.  Y resulta interesante analizar su situación para vislumbrar cómo un líder traza su estrategia en relación con I+D. La facturación anual de Pfizer en 2003 ascenderá a 45 mil millones de dólares, y es casi 50 % más grande que sus dos competidores más cercanos, la inglesa GlaxoSmithKline y la también norteamericana Merck Sharp & Dohme.  Pfizer tiene una fuerza de ventas de 35000 personas alrededor del mundo y un presupuesto de I+D de casi 8 mil millones de dólares anuales, con no menos de 120 nuevas entidades químicas en desarrollo clínico.  Su capitalización de mercado alcanza los 178 mil millones de dólares y ello la coloca muy cerca del top mundial, ya que sólo es superada por Microsoft, General Electric, Exxon y Wal-Mart (en el primer trimestre de 2003).  Su negocio se sustenta en 9 grandes productos (“blockbusters”) para diferentes enfermedades, todos líderes de sus clases terapéuticas, desde el antiinflamatorio Celebrex hasta el anticolesterolémico Lipitor, pasando por el antihipertensivo Norvasc (Amloc en Argentina), el antibiótico Zithromax, el antidepresivo Zoloft o el conocido producto contra la disfunción eréctil, de marca Viagra.
           
Estudiemos ahora el uso del primer indicador de efectividad de I+D.  La industria farmacéutica mundialmente se encuentra bajo intensa presión: crece la competencia por parte de las compañías de genéricos (productos con patente vencida fabricados a bajo costo, esencialmente para drogas antiguas), mayor presión gubernamental para disminuir precios y una baja performance de I+D.  En este periodo, prácticamente 90% de los proyectos de I+D de la industria farmacéutica, han fallado.  Y Pfizer presenta una de las tasas de fracaso importante.  Gasta un 30 % más que su mayor rival, pero está sólo en el promedio de efectividad de las actividades de I+D.   Y nos detendremos en este punto para ingresar en un tema muy complejo.  ¿Cómo se mide la eficiencia o la eficacia de este tipo de actividades?  Por un lado, cualitativamente podemos apreciar la calidad de la gente y los resultados técnicamente valiosos que pueden producir los laboratorios de I+D, pero en organizaciones con fines de lucro, ello no basta, y en culturas como la norteamericana, altamente afecta a la medición y los indicadores, éste ha resultado un tema objeto de bastante análisis y estudio.  Veamos la siguiente tabla, empleada como elemento de medición de I+D (o R+D, Research and Development, sus siglas en inglés).

Compañía famacéutica
Gasto por patente
Patentes registradas

Monto en US millones
1996-2001
Merck
6
1933
Pharmacia
6
1464
Eli Lilly
9
1152
Bristol Myers Squibb
15
768
Pfizer
17.5
1217
Wyeth
26.5
554
Schering Plough
74.5
86

            Aquí vemos que Merck tiene un costo promedio por patente obtenida mucho menor que el resto de sus competidores.  Es cierto que los compuestos patentados no siempre llegan al mercado y no se transforman en productos comercializados.  En ese sentido podría calcularse el costo por producto lanzado, indicador que se obtendría dividiendo el costo total de I+D por la cantidad de lanzamientos reales efectivos.  No obstante ello, este último indicador está influido por el hecho de que el producto sea efectivamente comercializado, lo cual tiene que ver en gran parte con cuestiones de mercado y puramente de marketing, las que no están bajo control de las unidades de I+D, que, si bien cuentan con una orientación estratégica comercial general, carecen del control total del tema.  Es por ello que el indicador “Costo promedio por patente obtenida” es habitualmente aplicado en esta industria.  Y realmente el costo total involucrado es el costo completo de I+D, ya sea aquél involucrado específicamente en proyectos nuevos, tanto como el general o de infraestructura propia del sector, puesto que se lo considera necesario e imprescindible para poder operar (lo que definimos como “costeo completo” en el punto 4.2.2.)

            Y en relación con la importancia de los indicadores, y cómo muchas veces exhiben en simples números la realidad de los negocios, cabe analizar la propia estrategia del gigante Pfizer.  Lanzó  tres blockbusters a principios de los 90 que lo elevaron a los primeros puestos del ranking: los mencionados Zoloft, Norvasc y Zithromax.  En cinco años ellos permitieron que Pfizer duplicara su utilidad neta hasta 2200 millones de dólares en 1997, sobre una venta de 12500 millones.  Ese año Pfizer negoció una licencia de la compañía norteamericana Warner Lambert para hacer un co-marketing de Lipitor, un producto para reducir el colesterol, que hoy es líder del mercado mundial.  Luego Pfizer lanzó Viagra y tuvo un gran suceso.  A pesar del ello, su CEO Bill Steere sabía que tenía problemas, porque el “pipeline” (línea de nuevas drogas nuevas a lanzar en los próximos años) en ese momento en desarrollo en distintas etapas del proceso descripto más arriba, era muy escaso y magro.  No había sustento para mantener a Pfizer en lo alto del negocio.  Entonces sus ejecutivos decidieron reforzar el área de marketing y ventas internamente y comenzaron a buscar socios y alianzas con otras compañías cuyas áreas de I+D eran más productivas y sí tenían en sus manos posibles éxitos futuros.   Sobre la base de esa estrategia Pfizer comenzó a obtener licencias para vender la droga (como hizo con la empresa japonesa Eisai en el caso del producto Aricept, para el mal de Alzheimer) o simplemente se adquirió la compañía que poseía esos diamantes en bruto en su área de I+D.  Así lo hizo Pfizer con la propia Warner Lambert en el año 2000, y posteriormente, en 2003, con la norteamericana Pharmacia, luego de haber trabajado conjuntamente con ella, realizando un co-marketing del producto antiinflamatorio Celebrex, que fue pionero de una nueva generación de moléculas para las patologías de artritis y artrosis, descubierto por Pharmacia (firma  surgida en 2000 de la fusión entre la norteamericana Searle y la empresa Pharmacia & Upjohn, ésta última también producto de un “merger” anterior –1995- entre la compañía sueco-italiana Pharmacia y la norteamericana Upjohn) y transformado rápidamente en el séptimo producto en ventas en el mundo.  Hoy, Pfizer pasó así a liderar el negocio mundial, mientras trata de reordenar su propia I+D, focalizado en métodos nuevos, ya no en el tradicional del ensayo-error, sino en investigación asistida por computadora, que permite a los científicos perseguir nuevos y más complejos mecanismos de ataque a las enfermedades.  Simultáneamente el nuevo CEO de Pfizer Hank McKinnell dispuso una “task force” destinada a entender el porqué de tantos fracasos en I+D y con la meta de reducir esa tasa del actual 96% al 92 %, buscando primariamente las causas.  Ese objetivo no parece demasiado relevante, pero realmente significa elevar la tasa de éxito al doble de la actual: del 4 % al 8 %.  La meta es atacar la mayor causa de fracaso en I+D: los temidos efectos tóxicos de las nuevas drogas.  Se trata ahora de detectarlos mucho antes a lo largo del proceso e ir continuamente modificando componentes moleculares y tecnología, para evitarlos.

            Como segundo aspecto en relación con los índices es importante destacar el empleo de otro indicador integral de gestión sumamente importante en esta industria: el llamado “Índice de frescura” o “Freshness Index”, calculado como el cociente entre las ventas reales provenientes de productos lanzados en los últimos 5 años y las ventas totales de cada compañía.  Brinda una idea de cuánto aportan al negocio los productos nuevos y se pretende que en general alcance un valor alto, lo que otorga a la empresa una ventaja competitiva porque se considera que está sólidamente posicionada en cuanto a la innovación y fortaleza de su línea, siendo menos vulnerable que las pertenecientes a empresas cuyo portafolio de productos es más antiguo.  Lo ideal en la industria farmacéutica, en el mercado norteamericano, es que dicho índice no sea inferior al 20 %.

            Y el tercer tipo de indicador vincula I+D con la velocidad de respuesta.  Es el que denominaremos “R&D – Cycle time”, o “Tiempo de ciclo de I+D”, que mide el tiempo que demanda cada uno de los proyectos y dentro de él, cada una de sus fases, tal como fueron descriptas más arriba.  La tendencia es al acortamiento de estos periodos, para poder llegar antes al mercado con un producto nuevo, esencialmente en una época en que las grandes novedades pasan por la mayor selectividad o especificidad terapéutica y los menores efectos secundarios, que son las dos características centrales de casi todas las nuevas moléculas desarrolladas por las grandes compañías farmacéuticas.   En una carrera en la que muchos competidores hacen desarrollos similares y apuntan a los mismos mercados (incluso con moléculas muy parecidas), lanzar un producto antes que los demás resulta ser clave para el éxito final; para lograrlo, el proceso de I+D es vital.  Como consecuencia, se establecen metas muy exigentes (tiempos máximos para cada etapa del proceso) y se controlan los tiempos reales (que demandan meses y hasta años) tanto o más que los costos erogados, aún cuando existen variables externas no controlables totalmente, pero sobre las que también se debe tratar de influir (por ejemplo el tiempo de aprobación por parte de las autoridades sanitarias gubernamentales).
           
Luego de haber repasado la aplicación efectiva de las tres clases de indicadores (costo por patente para medir efectividad, índice de frescura para traducir I+D en los resultados de la compañía y tiempo de I+D para medir su velocidad de respuesta y eficiencia de la función), el caso de la industria farmacéutica nos deja varias reflexiones:

·        Puede y debe haber indicadores para medir el éxito de las actividades de I+D
·        Esos indicadores deben ser propios de cada industria.  El conjunto de los 3 índices aquí explicado parece satisfacer, como grupo de indicadores integrales, las necesidades del negocio farmacéutico, a la vez que puede constituir un modelo aplicable a muchas otras actividades, lógicamente previa adaptación a sus respectivas características intrínsecas.
·        Los indicadores son un elemento útil para advertir situaciones, pero para modificarlas debe investigarse en detalle y profundidad, ya que el indicador es sólo eso: una luz de alarma para ingresar luego de lleno al problema.
·        I+D es un arma estratégica en todo negocio, pero en algunos es realmente crítica.


   7- Conclusiones.

            Para concluir, dejemos algunos apuntes, muchos ya esbozados previamente, y otros que surgen aquí como reflexiones finales:

·        Los costos de I+D son una categoría específica y nítidamente diferenciada de costos por función.  Así como existen costos de producción, comercialización, financieros y de administración, los costos de investigación y desarrollo representan una clase diferente; es el quinto de los grandes capítulos o clases de costos por función.  Si bien algunos autores extranjeros presentan este tipo de enfoque  (Horngren, Hansen y Mowen),  no resulta habitual en la bibliografía extranjera clásica (Neuner, Backer y Jacobsen, etc.) ni en la argentina actual.
·        Se trata de costos y no gastos.  Aceptamos el tratamiento contable para terceros, pero realmente, en la mente del empresario que toma la decisión se trata de un desembolso que permite obtener ingresos futuros: para él son activos.
·        Se los analiza todavía solamente en empresas muy grandes, donde adquieren gran relevancia cuantitativa y estratégica a nivel corporativo.  No debiera ser así.  Toda empresa tiene algún monto de costos de I+D a medir, gestionar, controlar y volver eficaz, ya sea una compañía grande, pequeña, multinacional o familiar local.
·        Se los debe establecer por unidad, programa, proyecto e incluso incorporar al costo unitario de los productos, aunque sea a nivel extracontable, para gestión y toma de decisiones.  Se puede aplicar el costeo completo o directo; lo principal, primero que nada es costear, más allá del método empleado (al menos en un principio).
·        Es necesario presupuestarlos y controlar su cuantía en forma periódica estableciendo desvíos.  Probablemente es el rubro más flexible y elástico a nivel presupuestario, ya que usualmente requiere una revisión constante y modificaciones en el monto preestablecido de manera casi permanente.
·        Las organizaciones los deben considerar muy cabalmente al formular sus estrategias y es tarea de la alta dirección la fijación de su monto total y la asignación de sus fondos a los distintos proyectos existentes o previstos, basándose en criterios racionales y con mediciones económicas (al menos estimadas), y no sólo en la intuición y los criterios políticos, elementos que también deben ser tenidos en cuenta, pero no de manera única.
·        Un tema al que debe dedicársele especial atención es a la medición de la eficacia/eficiencia de los costos de I+D; si bien es sumamente difícil establecer modelos matemáticos de cuantificación, y cada industria en particular presenta situaciones originales y peculiares, este aspecto es vital para el empresario, que no sólo debe decidir cuánto gastar y en qué, sino luego revisar permanentemente esas decisiones viendo qué impacto presentarán esos proyectos en su negocio, para continuarlos, redimensionarlos, cancelarlos o encarar nuevos.  Vimos, a través del caso de la industria farmacéutica que se trata de algo sumamente complejo, pero jamás desdeñable.
·        Hay que dedicarle más tiempo de análisis a los costos de I+D, puesto que su importancia crece cada día más y supera incluso a otros temas que todavía, quizás por tradición, siguen teniendo mucha más relevancia y  espacio en la doctrina.

Nuestro aporte a través de este trabajo pretende ser simplemente un punto de partida para la discusión.  Esperemos abrir más este campo de análisis y estudio, y motivar la inquietud por un aspecto de los costos que merece más espacio que el que actualmente posee.
           




Bibliografía.

Blanco Dopico, M. Isabel: “Contabilidad de costos: análisis y control”.  Ediciones Pirámide, Madrid, 1994.

Mallo, Carlos y Merlo, José: “Control de gestión y control presupuestario”. Mc Graw Hill, España, 1995.

Zeldman, M. I. : “The research and development budget” incluido en “Handbook of budgeting”, de H.W. Allen Sweeny y Robert Rachlin. J. Wiley & Sons, 1981.

Parkin, Michael: “Microeconomía”. Addison, Wesley , Longman. México, 1998.

Revista Fortune, edición “ Five Hundred 2003”,  April 2003.

Lavolpe, A., Capasso C., y Smolje, Alejandro: “La gestión presupuestaria”. Ediciones Macchi, Buenos Aires, 2000.


Horngren, Charles, Foster, George, y Datar, Srikant:: “Contabilidad de Costos : un enfoque gerencial 8 a. edición”,  Prentice Hall, México 1996. 


Autor: Alejandro Rubén Smolje, Argentina, Universidad de Buenos Aires, Universidad Catolica Argentina 


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